domingo, 1 de marzo de 2015

SANO SIEMPRE SANO


Evander Hollyfield fue un boxeador famoso por sus títulos y por la mordida que le propino en la oreja Mike Tyson en un ring de boxeo. El estado del corazón de Hollyfield lo hizo acudir  a una campaña de sanidad, donde le declararon que el señor se lo estaba recuperando. En agradecimiento el boxeador ofrendo al pastor un cuarto de millón de dólares. Días después la clínica determinó que el boxeador había sido mal diagnosticado y que nunca había tenido una afección cardiaca.

Curanderos y formas de sanar hay por todas partes. Unos dicen tener el don de sanidad. Otros ungen con aceite, pomadas o saliva. Algunos piden pañuelos para orar o tocan la frente del enfermo para impartir sanidad. Varios piden pactos de adelanto para que la sanidad sea realidad. Los más pomposos realizan multitudinarios shows televisivos por medio de los cuales se puede recibir un milagro vía satélite. Son millones los engañados, defraudados y aún enfermos. Satanás dijo: “Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.” Job. 2:4. Las enfermedades conducen a las personas  a hacer cosas irracionales, como por ejemplo gastar todo su dinero (Mr. 5:26).

Willian Nolen, un médico, en su libro titulado: “Sanidad, un doctor en busca de un milagro” explica que debe distinguirse entre enfermedades funcionales (por ejemplo dolor en un brazo) y enfermedades orgánicas (por ejemplo un brazo amputado). El Dr. Nolen hizo seguimiento a enfermos supuestamente sanados en campañas carismáticas y encontró que la sugestión los hacía pensar que estaban sanos, ósea una sanidad sintomática, imaginaria y pasajera, pero los enfermemos con miembros amputados, con cáncer o paralíticos, su dolencia continuaba o morían. Después de visitar a muchos enfermos aparentemente sanos el Dr. Concluyó: “ni una de las llamadas sanidades es legítima”.

Es Tiempo de responder algunas preguntas que estarán pasando por su mente:

¿Por qué nos enfermamos? La enfermedad y la muerte han abatido y conquistado a todos como consecuencia de la caída y entrada del pecado a la humanidad: “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres...” Ro. 5:12.

¿Está vigente el don de sanidad? No, No hay una sola persona con este don apostólico el cual fue necesario en el primer siglo hasta que las Escrituras se completaron. Hebreos 2:3-4 declara que el mensaje de salvación fue confirmado con señales y milagros. Muchos pastores al mejor estilo de los chamanes dicen tener este don, pero jamás se les ve empleándolo en hospitales.

¿La expiación suministro sanidad física? Si, Jesucristo pago por nuestros pecados y sus consecuencias, solo que este beneficio será completo en la eternidad: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor...” Ap. 21:4.

¿Cómo explicar entonces Isaías 53 cuando dice que por su llaga fuimos nosotros curados? El profeta está mencionando principalmente en este pasaje la sanidad espiritual ya que el contexto habla de rebeliones y pecados. También parte del pasaje fue un cumplimiento profético acerca de las sanidades que hizo Jesús aquí en la tierra: “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” Mt. 8:17.

¿Qué acerca de las campañas de sanidad, unción y milagros? Son espectáculos cuyo fin es más monetario que evangelístico. Cuando una persona se convierte a Cristo es porque se ha arrepentido de sus pecados y no por ver señales o un milagrito: “…muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos…” Jn. 2:23-24.

¿Es norma que los cristianos vivamos sanos todo el tiempo? No, un ejemplo de ello fueron las enfermedades sufridas por Trófimo (2Ti. 4:20), Epafrodito (Fil. 2:27) y Timoteo (1Ti. 5:23). Inclusive el apóstol pablo escribió: “¿Quién enferma, y yo no enfermo?” 2Co. 11:29.

¿Cómo entender Juan 14 cuando Jesús dijo: “todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores”? Los apóstoles hicieron obras y milagros similares a los hechos por Jesús, pero no mayores; es claro que el pasaje trata de la mayor obra, la conversión de pecadores: “y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.” Jn 5:20-21.

¿Dejaremos de enfermarnos los cristianos? Si, cuando muramos y nuestro cuerpo sea glorificado no habrá más cáncer ni más gripa: “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya…” Fil. 3:21.

¿Sana Dios en la actualidad? Si, conforme a su voluntad, para manifestar su gloria y sus propósitos: “…Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” Jn. 11:4. Puede que Dios lo sane milagrosamente, o través de un tratamiento médico; sino, estará con usted en medio de la dolencia.

¿Existen métodos bíblicos para impartir sanidad? Métodos no, principios si: 1. Ora por tu salud: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Fil. 4:6. 2. Llama a los ancianos en tu iglesia: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.” Stg. 5:14. 3. Vaya al médico y siga sus instrucciones como providencia de Dios: “Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.” Is. 38:21.

¿Qué hacer si un médico le dice que tiene cáncer y es poco lo que se puede hacer? Algunas veces Dios es glorificado cuando un cristiano sufre, se enferma o es perseguido y a pesar de las circunstancias mantiene su fe, su fidelidad, da adoración a Dios y habla a otros de lo maravilloso que es Dios, basta recordar a Job. En muchas ocasiones Dios usará la prueba para santificarlo y conformarlo a la imagen de Cristo y un día lo llevará al cielo. Confíe en las promesas de Dios: “…ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos” Ro. 14:8.

Todos moriremos algún día y sabremos que es estar “sano siempre sano”. Ojala nuestra muerte tenga un tinte parecido a la del apóstol Pedro, que glorifique a Dios: “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.” Jn. 21:18-19.