jueves, 27 de junio de 2013

OIR ALGO NUEVO


Un domingo una persona entra a una iglesia y se dispone a oír la exposición de la palabra. El pastor dice: “abran sus Biblias en Lucas 15, la parábola del hijo pródigo”. Esta persona arruga un poco el rostro y piensa para sí: “ya la conozco, ya me la han predicado cientos de veces”. Decide salirse de la iglesia y no oír el sermón.

El siguiente domingo esta misma persona acude a otra iglesia. Al iniciar la predicación el supuesto pastor con traje yves saint Laurent y voz elocuente expresa: “El señor te quiere llevar a un nuevo nivel” “estamos entrando en una atmosfera espiritual” “hay una nueva dimensión económica para tú vida”. La gente aplaude. La persona piensa: “guau, algo nuevo que quería oír”.

Oír algo nuevo en la iglesia parece ser la demanda del mercado. Desde luego será la oferta ofrecida desde los pulpitos. Es que el ser humano no ha cambiado. Sigue estando lleno de concupiscencias. Las mismas características tenían los atenienses: “en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo. Hch. 17:21b”.

Los atenienses y extranjeros residentes se distinguían por su curiosidad. Prestos estaban y atentos a oír la última novedad intelectual o espiritual. El apóstol Pablo los llama religiosos y supersticiosos Hch.17:22. En este celo religioso los atenienses no dejaban por fuera de su culto a los dioses ignotos. Tenían ellos varios altares con la inscripción “AL DIOS NO CONOCIDO”.  Pablo deseaba proclamarles uno que no habían oído, creador de todas las cosas, que no habita en templo hechos por manos humanas Hch. 17:24.

¿Hay ansia y sed por oír cosas novedosas en las iglesias? La respuesta es un sí rotundo. ¿Se enseña al Dios de la Biblia en las iglesias? La respuesta queda abierta. En nuestros días se predica a un dios que más bien parece rueda de la fortuna, un dios imaginario, un dios al estilo Hollywood, un dios invisible, un dios de ficción o un dios humano. La Peor forma de idolatría es hacernos un dios conforme a nuestros propios deseos y luego adorarlo.

Cuidémonos de oír fuentes de enseñanzas que no adoran al Dios de la Biblia. La ambrosia que en la actualidad se oye puede resultar siendo un veneno mortal.
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias. 2Ti. 4:3

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