Hace tiempo fue famosa una
canción infantil que muchos entonaron: “Que bonito soy qué bello soy como me
quiero, hay que bonito soy como me adoro soy tan bello, tan hermoso y todos me
quieren abrazar”. Este corito a muchos elevo la imagen, el aprecio, la
valoración y el amor propio que cada uno tenía de sí mismo, logró incrementar la
autoestima.
Los psicólogos enseñan:
“quiérete, ámate, sonríete, cuídate, valórate, perdónate, supérate”. Dos libros
se titulan: “Autoaceptación el lenguaje del poder personal” y “enamórate de ti
mismo”. Motivadores hacen maratones de autoestima. Un pastor predica: “por la
falta de estima nos cuesta creer que Dios nos puede bendecir”. Otro pastor para
mejorar la baja autoestima de sus feligreses les aconseja aplicar:
“autoaceptación, autovaloración, autosuperación, autoreconocimiento y
autorespeto”. Una iglesia tiene como lema: “descubre el campeón que hay en ti”.
En otras palabras psicólogos, motivadores, escritores y pseudopastores están
enseñando lo mismo… pero la Biblia no.
Aumentar la autoestima es encumbrar
el orgullo, el ego, la altivez, el endiosamiento, la presunción, la arrogancia,
la petulancia, el egoísmo, la vanidad y la apariencia; todo con el fin de
saciar una sed personal y darse placer en todo cuanto la carne busca. Martin
Lutero dijo: “un hombre que viene a Dios, debe caracterizarse por un
aborrecimiento propio”. Es una mentira que debemos sacar el gran potencial que
hay en nosotros; más bien, lo que debemos hacer es arrepentirnos del gran
caudal de pecados que tenemos. El pastor Paul Washer enseña: “El problema del
hombre no es la falta de autoestima, el problema del hombre es que tiene un
problema con Dios por causa de su pecado”, y además resalta: “Cuando Jesucristo
dijo en Mateo 22 amarás a tu prójimo como a ti mismo; estas palabras
significaban, de la manera excesiva que te amas, del mismo modo hazlo con el
prójimo.
¿Debo
ser el primero? “Así, los primeros serán postreros, y los
postreros, primeros” Mt. 20:16. ¿Debo
aumentar mi estima? “…Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que
debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación” Ro. 12:3. ¿El ser excelente está en mí? “Para que
la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” 2Co. 4:7. ¿Debo amarme a mí mismo? “…vendrán
tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos” 2Ti.3:1-2. ¿Debe mi interior crecer cada día? “Es
necesario que él crezca, pero que yo mengue” Jn. 3:30. ¿Debo confiar en mí mismo? “Refirió también esta parábola a unos
que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás” Lc. 18:19. ¿Debo ser un campeón? “Y ciertamente,
aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por
basura, para ganar a Cristo” Fil. 3:8. ¿Debo
ser exitoso? “porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades…” 2Co. 12:9.
A medida que crece la
autoestima, al mismo tiempo estarás nutriendo tu amor propio y pareciéndote más
al fariseo que menospreciaba al publicano que no quería ni aun alzar sus ojos
al cielo.
Eleve su autoestima y se
acercará al infierno, niéguese a sí mismo y se acercará a el
cielo, porque el fin de la autoestima es la adoración de sí mismo. Jesucristo
dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame” repitámoslo otra vez: “NIEGUESE A SI MISMO” Lc. 9:23.
Excelente post y es un deleite escuchar sana doctrina que ennaltesca al señor y no a nosostros
ResponderEliminarCreo que estas sacando las escrituras de contexto y es una falsa enseñanza y ademas si hay que amarse hay que valorarse y enamorase de uno mismo usted es un perro con las almas del eterno jeova atrepientase pero ademas valla a un pdicologo por favor usted y sus seguidores estan enfermos
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