Fue Robert M´Cheyne quien
dijo: “la marca de un hipócrita es ser cristiano en todas partes excepto en
casa”. Algunas parejas aparentan un desborde de felicidad en la congregación
mientras que en su casa el caos reina. No es sorpresa para nadie encontrar en
iglesias evangélicas un paulatino crecimiento de disoluciones matrimoniales
entre sus feligreses.
Se divorcian pastores,
evangelistas, maestros, fundadores de iglesias, hijos de pastores, cantantes
cristianos, asistentes, diáconos, etc. Muchos deberían ser descalificados de su
oficio ministerial. La desunión conyugal se encuentra a la orden del día. La
organización cristiana “Barna Research Group” dedicada a realizar encuestas encontró que en
estados unidos el 27% de los cristianos han tenido al menos un divorcio. Aunque
las estadísticas mostraron que los evangélicos se divorcian menos que la
población general, el dato no es alentador.
Las personas que haciéndose
llamar cristianos, se han divorciado y vuelto a casar una o varias veces,
necesitan con urgencia beber de la fuente con agua de vida eterna que Jesús
ofreció a la mujer samaritana (Jn. 4:14). En otras palabras dichas personas no
han nacido de nuevo, no son creyentes ni mucho menos cristianos. Jesús
confrontó el pecado que había en la mujer samaritana cuando le pidió a ella que
llamara a su marido. Ella necesitaba espiritualmente conversión y limpieza de
pecado; Lo mismo que los samaritanos versión siglo XXI necesitan.
Partimos de la base que Dios aborrece el divorcio: “Porque yo detesto el divorcio - dice el Señor” Mal. 2:16. El divorcio es sinónimo de traición: “…y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud” Mal. 2:15. El matrimonio es un pacto que no puede ser roto por el hombre “…siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto” Mal. 2:14
En los tiempos de Jesús
existían dos escuelas rabínicas con dos pensamientos opuestos respecto al
repudio según Deuteronomio 24:1-4. El rabino Hillel interpretaba la frase “si no le agradare por haber hallado en
ella alguna cosa indecente” como cualquier cosa que no le complaciese al
marido, por ejemplo sino le gustaba la comida que su mujer le preparaba podía
divorciarse de ella. Caso contrario el rabino Shammai interpretaba la ley con
rigidez y solo permitía el divorcio en caso de inmoralidad sexual por parte de
la esposa.
En este ambiente Mateo 19
narra que algunos fariseos le preguntaron a Jesús acerca del tema. Jesús
responde enseñando en qué consiste el matrimonio según las escrituras “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a
su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” Gn. 2:24; luego
hace hincapié en la indisolubilidad del matrimonio “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” Mt. 19:6,
después aclara el pasaje de Deuteronomio 24 (el cual era malinterpretado por
los fariseos) en donde no se sugiere el divorcio sino que se limita y regula el
proceder después de un repudio.
Algunas versiones modernas
han cambiado la palabra “fornicación”
en Mateo 19:9 por “a menos que la esposa
le haya sido infiel” (NTV); lo cual es un error porque admitiría divorcios
en la actualidad; según el comentario bíblico Moody dicha palabra debe ser aplicada
en su sentido usual, refiriéndola a la falta de castidad de la esposa durante
el periodo del desposorio (ejemplos: las sospechas de José en Mateo 1 y
Deuteronomio 22:20-21), entonces Cristo no admitió causal alguna para el
divorcio.
Los discípulos si estaban
entendiendo que Jesús cerró todas las puertas al divorcio a tal punto que ellos
le dijeron: “Si así es la condición del
hombre con su mujer, no conviene casarse” Mt. 19:10. Por lo tanto al
divorcio solo le queda una pequeña ventana y es cuando en la pareja uno de los
dos no es creyente y es él quien solicita el divorcio: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese” 1 Co. 15:5. Así pues,
que si estas pensando en divorciarte o has tenido dos, tres, cuatro o cinco mujeres
o maridos es hora de arrepentirte de tu pecado y amar a tu conyugue Ef.
5:21-33.
A dios lo que es de dios y al césar lo que es del cesar. Diferencia entre la ley divina y la ley creada por el hombre y mujer.. Dispar entre el derecho natural y el derecho positivo. Importante respetar lo del género, ya que hoy en día la mujer también es persona con dignidad y no debe ser motivo de discriminación. Si el esposo es infiel hay similitud, falta de castidad del mismo. nótese el avance en el Efg. 5.21.33. Entonces lo que es para la una es para el otro. Lo importante es principio, valores y reglas, aunque las últimas son variables. lo mismo que moral, pero, esta dentro de los cánones correspondientes, pues todo extremo es vicioso. Respeto, solidaridad, ayuda, socorro, integración arm,oniosa de la pareja para tener la felicida material y espitirual. J. AMO
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