Un trapo
descuelga del techo y una mujer pende de él mientras una suave melodía de
música cristiana suena. Cientos de escuelas de danza judía pululan en las
iglesias. Personas en los templos brincan y corean al mejor estilo de las
barras bravas de fútbol. Otros al compás de salsa y merengue dicen estar
alabando a Dios mientras hacen gala de sus mejores pasos. Al ritmo de rock y
electrónica abundan las coreografías juveniles. No pueden faltar las alabanzas
reggaetoneras que producen sensuales movimientos de cadera. No falta ver sino
la hora loca cristiana.
La algarabía, las
danzas, los gritos de júbilo, la vueltica, el trencito, los saltos, las barras,
los bailes y las coreografías, son el show del mundo que se ha enquistado como
un cáncer en los grupos seudocristianos. La enseñanza postmoderna dice que si
no contorneas el cuerpo y las manos no se menean acorde a la melodía, no se
está adorando a Dios. Muchos piensan estar bailando por un sueño en medio de la
alabanza y así recibir el premio ganador de parte de Dios.
Lo que significa
la samba para Brasil, la cumbia para Colombia, la polca para Paraguay, el
joropo para Venezuela o el torito para Costa Rica; significa también la danza
hebrea como folklore para Israel. En la Biblia aparece 5 veces la raíz de la
palabra bailar y 22 veces la de danzar. La danza fue motivo de alabar a Dios y
ocurrió después de que los israelitas cruzaron el mar rojo. El baile fue usado
como contraste a la tristeza, citado en el salmo que dice “has cambiado mi
lamento en baile”. La danza celebró acontecimientos, por ejemplo en la victoria
sobre Amon la hija de Jefté lo recibió con danzas lo cual tuvo un trágico
desenlace. En una danza el rey David se desnudo delante de unas criadas. Las
danzas también fueron usadas por los israelitas para adorar un becerro de oro.
Además por medio de danzas la hija de Herodías sedujo a un rey.
Las danzas
fueron expresiones espontaneas, emotivas, esporádicas y culturales en el
antiguo testamento. Es curioso que ni en el tabernáculo ni en el lugar santo
hubiera manifestaciones de danzas. Ya en la iglesia primitiva no hay reseña de
este tipo de expresiones, no fue la danza una práctica común en las reuniones de
los primeros discípulos. La danza no es un mandato bíblico para la iglesia de
Cristo. Hasta hace un par de décadas empezaron a proliferar los grupos de
danzas y bailes en las iglesias, lo que
por siglos nunca se vio.
Muchos
están cargando el mismo juicio de Isaías 3 contra las hijas de Sion por estar…
“haciendo son con los pies”; pero a los bailarines, saltarines y danzarines el
consejo es: “basta ya de remolinear”. En Juan 4 encontramos la verdadera forma
de adoración a Dios: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren”. Una adoración donde presentamos nuestros
cuerpos como sacrificio vivo santo y agradable a Dios. Una adoración decente y
con orden. Una adoración que incluye el servicio a Dios. Una adoración donde
solo Dios sea glorificado. Una adoración donde se canta con el entendimiento.
Una adoración con salmos, himnos y canticos espirituales. Una adoración que
incluya algunos instrumentos musicales. Una adoración que no depende del lugar,
de las luces, del estilo, del ritmo, del animador o del santuario, sino una
adoración al Padre de forma reverente, a
través de Jesucristo y con todo el corazón, porque Dios mira el corazón del
hombre y no la cantidad de saltos y giros que des. Ah Por cierto, Jesús nunca
danzó.