miércoles, 7 de agosto de 2013

EL HOMBRE QUE NO PODIA MENTIR

Mienten los políticos cuando hacen sus promesas de campañas, mienten los niños que no quieren ser castigados, mienten los empleados para no ser amonestados por sus jefes, mienten los esposos infieles cuando regresan a sus casas, mienten los estudiantes cuando plagian una tarea, miente la persona que dice estar bajando de peso y cada vez come más, mienten los que hablan de la importancia del ahorro y sus deudas se han desaforado. Yo miento, tú mientes, todos mentimos. La mentira se volvió algo habitual en la forma de hablar de las personas. Fue Joseph Goebbels mano derecha de Adolfo Hitler quien acuño la frase: “Una mentira mil veces repetida... se transforma en verdad”. Lo vil es un mentiroso que se cree sus propias mentiras.

Una persona mentirosa es aquella que cambia, finge, simula o disfraza la verdad de forma parcial o total con la esperanza de que le crean. Una de las frases más famosas de la historia fue dicha por George Washington (primer presidente de los Estados Unidos) quien se auto declaro como: “the man who couldn’t tell a lie” – “el hombre que no podía mentir”. Lo que nunca se imaginó era que esa expresión quedaría sembrada como una de las más grandes mentiras dichas en la humanidad. Pero, ¿Qué dice la Biblia acerca de la mentira?

La abundancia de versículos hacen de este tema algo delicado para todos: Dios no miente (Tit. 1:2). Dios aborrece la mentira (Pr. 6:17). Los mentirosos serán castigados (Pr. 19:5). Dios destruirá a los mentirosos (Sal. 5:6). Está prohibido mentir (Ef. 4:25). El noveno mandamiento prohíbe mentir (Ex. 20:16). Satanás es el Padre de la mentira (Juan 8:44). El lago de fuego está preparado para los mentirosos (Ap. 21:8).

El salmo 116:11 brinda un dato interesante: “Dije alarmado: Todo hombre es mentiroso”; y por lo tanto muchos ejemplos bíblicos ilustran tal realidad: La serpiente le mintió a Eva (Gn. 3:4), Caín a Dios (Gn. 4:9), Abram a Faraón (Gn. 12:13), Sara a Dios (Gn. 18:15), Jacob a Isaac (Gn. 27:19), Los hermanos de José a Jacob (Gn. 37:32), Los gabaonitas a Josué (Jos. 9:6), Saúl a Samuel (1. S. 15:13), Giezi a Naamán (2 R. 5:25), Ananías  al Espíritu Santo (Hch. 5:3).

Un autoengaño común en la vida espiritual es cuando no andamos en Luz. “Si décimos Que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la Verdad;” 1 Jn. 1:6. Mentimos si nos llamamos cristianos y seguimos la corriente de este mundo. Mentimos si no reconocemos nuestros pecados. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” 1 Juan 1:8. Mentimos si no nos arrepentimos de nuestros pecados. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1 Jn. 1:9. Es urgente que nos divorciemos de la mentira y nos casemos con la verdad.

Si vivió en la tierra un hombre que no mintió y no fue precisamente George Washington. Su nombre es Jesucristo “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” 1P.2:22. Vino a traernos la verdad “yo soy el camino la verdad y la vida” Jn. 14:6 y a librarnos del pecado de la mentira “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero…” 1P. 2:24.

La mentira complace a los pecadores pero la verdad es deleite a los creyentes. “No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo” Dt. 5:20. NO DIGAS MENTIRAS.

1 comentario:

  1. ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.(1Jn 2:22)

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